El llamado ‘animal print’ está de moda desde hace unos años, abriéndose un hueco tanto en la moda de las pasarelas como en decoración. Es un estilo muy peculiar y original que hay que saber cómo introducirlo en las estancias sin caer en el barroquismo o la sobrecarga de estampados.
Se basa en estampados de animales salvajes, tales como tigres, serpientes, leopardos, cebras o jirafas. Su característica piel hace que se quiera imitar para decorar los hogares más modernos. No te preocupes si eres un gran amante de los animales, porque, aunque en los años 60, se utilizaban pieles reales, en la actualidad, hay millones de tejidos sintéticos que imitan a la perfección estas pieles sin dañar a ningún animal.
Éste es un estilo que suele utilizarse para los textiles. En pocas ocasiones se emplea en el mobiliario, aunque si te gusta, puedes tapizarlos con estos estampados. Sin embargo, debes tener precaución a la hora de dejarte seducir por este tipo de decoración, puesto que, un exceso de ‘animal print’ en las estancias, puede convertir tu casa en una auténtica jungla. Así que, deberás elegir muy bien dónde integrarlo y cómo.
Nosotros te aconsejamos que lo hagas en pocos lugares. En el dormitorio, por ejemplo, puedes utilizarlo para la funda nórdica, la colcha o los cojines que tengas sobre la cama. Pero sin duda, el elemento por excelencia del estilo ‘animal print’ es la alfombra. Las podrás encontrar de muchos estilos y formas, y tan sólo la presencia de una en medio del salón o el baño, llenará la estancia entera.
Por último, también tienes la opción de utilizarlo en las paredes, aunque ésta es una alternativa más arriesgada. Deberás saber combinarlas con un mobiliario liso y textiles del mismo estampado que las paredes, para no crear un contraste demasiado radical. El secreto está en saber introducir el estilo en pequeñas dosis, para conseguir grandes resultados.
Por último, también tienes la opción de utilizarlo en las paredes, aunque ésta es una alternativa más arriesgada. Deberás saber combinarlas con un mobiliario liso y textiles del mismo estampado que las paredes, para no crear un contraste demasiado radical. El secreto está en saber introducir el estilo en pequeñas dosis, para conseguir grandes resultados.
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