Entre el innumerable número de dietas existentes, son muy pocas las que han demostrado su validez a lo largo del tiempo. Entre ellas se encuentran la dieta mediterránea, la dieta baja en carbohidratos o la dieta paleo. En mucha ocasiones, defensores de unas y otras se centran en discutir lo que distingue unas de otras, en lugar de ver que tienen en común.
Puntos en común de las principales dietas
– Son bajas en azúcar añadido
El azúcar añadido es el peor ingrediente en una dieta. Aunque algunas personas pueden tolerar cantidades moderadas sin problemas, la mayoría de la gente toma demasiado azúcar, provocando que se sobrecargue el hígado, que se verá obligado a convertir este azúcar en grasa.
Parte de la grasa se envía fuera del hígado como colesterol VLDL, elevando de forma notable los triglicéridos en la sangre, aunque algunos de ellos se mantienen también en el hígado. De hecho, se tienen evidencias que el azúcar es uno de los principales causantes de la enfermedad de hígado graso no alcohólico.
El azúcar se asocia con muchas otras enfermedades, como la obesidad, la diabetes tipo 2 o las enfermedades del corazón, que son algunos de los principales asesinos del mundo. Por si fuera poco, el azúcar proporciona una gran cantidad de energía con prácticamente nada de nutrientes esenciales.
Por todo lo anterior, prácticamente todo el mundo está de acuerdo en que el azúcar añadido es muy malo. De ahí que las dietas más exitosas reduzcan al mínimo su consumo.
– La mayoría de las dietas eliminan los carbohidratos refinados
Los carbohidratos refinados realmente son granos a los que se les ha eliminado todos sus beneficios, por lo que ya nos podremos imaginar que resultan todo menos recomendables en cualquier dieta. Para obtener estos granos refinados, se pulverizan los granos enteros y se elimina de este modo el salvado y el endospermo, que son las partes fibrosas y nutritivas. Por esta razón, los granos refinados contienen poco más que almidón, cadenas de moléculas de glucosa.
Este almidón refinado ofrece una gran cantidad de energía sin aportar prácticamente ningún nutriente esencial (calorías ‘vacías’). Además, sin la fibra que se encuentra en el grano entero, el almidón puede provocar rápidas subidas en los niveles de azúcar en la sangre, lo que deriva en caer en los antojos y comer en exceso unas horas más tarde, cuando los niveles de azúcar en sangre descienden.
Los estudios han demostrado la relación entre el consumo de carbohidratos refinados con todo tipo de enfermedades metabólicas, como la obesidad, la diabetes tipo 2 y las enfermedades del corazón.
– Eliminar también los aceites vegetales industriales
En esta categoría entrarían los aceites de soja, de maíz, de semilla de algodón o de canola, entre otros. Todos ellos tienen un alto contenido en ácidos grados omega-6 poliinsaturados, por lo que muchas personas están tomando una cantidad muy elevada de ellos.
Hay estudios que prueban que el ácido linoleico, el ácido principal omega-6 en los aceites vegetales, se incorpora en la células de las grasa corporal. En su camino se encuentra con lipoproteínas LDL, haciéndolos mucho más propensos a oxidarse. Este es un procesado clave en la enfermedad cardíaca. Asimismo, contribuye a la disfunción endotelial, uno de los primeros pasos hacia la enfermedad cardíaca.
Resaltar que muchos estudios también vinculan el consumo de estos aceites vegetales con una mayor incidencia del cáncer. Por último, hay que destacar que la mayoría de nutrientes beneficiosos se han eliminado en estos aceites. Son, por tanto, también calorías ‘vacías’.
– Quitar de la dieta las grasas trans artificiales
Hay unanimidad a la hora de destacar lo poco saludables que son las grasas trans artificiales. Muchos estudios han demostrado que están muy relacionadas con el incremento de la inflamación y las enfermedades del corazón. Además de ser tóxicas, no son naturales y no tienen ningún beneficio para la salud.
– Las mejores dietas tienen un alto contenido en verduras y fibra
La mayoría de dietas eliminan algún tipo de alimento. Sin embargo, la mejores dietas coinciden en la importancia de consumir muchas verduras, ya que son muy saludables. El consumo de los vegetales está asociado a un menor riesgo de sufrir numerosas enfermedades.
Las verduras son ricas en antioxidantes y contienen toda clase de nutrientes, están cargadas de fibra, ayudan a perder peso y alimentan a las bacterias buenas del intestino.
Lo mismo podríamos decir de las frutas, que son incluidas incluso en las dietas bajas en carbohidratos.
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