Uno de los hábitos diarios que más deberíamos cuidar y prestar atención en nuestro día a día es la alimentación.
Posiblemente, la amplia mayoría de la población no sea consciente de lo relevante que puede llegar a ser el tipo de alimentos que tomamos a lo largo del día, pero realmente de lo que comamos va a depender en buena medida nuestra salud y bienestar a medio o largo plazo.
Más allá de meras cuestiones estéticas y del culto a una figura perfecta que predomina en nuestra sociedad actual, lo verdaderamente importante y que va a permanecer a nuestro lado toda la vida es la salud. La belleza es algo efímero que se desvanecerá con el transcurrir de los años, sin embargo, si no cuidamos nuestro cuerpo, no llegaremos a alcanzar ese bienestar físico y mental tan deseado.
Con esto último nos estamos refiriendo a muchas de las dietas milagrosas que encontramos hoy en día en el mercado y que nos ayudarán a adelgazar o engordar en un breve lapso de tiempo, pero que, al mismo tiempo, nos están privando de los nutrientes que nuestro cuerpo necesita.
Hoy en día, podemos encontrar una amplia variedad de dietas algunas de las cuales son las siguientes:
–Dietas Hiperprotéicas: están especialmente indicadas para combatir la obesidad. Originarias de los años 60, estas dietas contienen alimentos ricos en proteínas, aunque al mismo tiempo son muy estrictas con la no inclusión de carbohidratos tales como la pasta o los arroces.
Hoy en día, estas dietas vuelven a ser muy demandadas dado el elevado porcentaje de personas obesas en la sociedad, algo especialmente preocupante si tenemos en cuenta que es la causa de muy diversas enfermedades.
–Dieta Vegetariana: esta clase de dietas se alejan de todo alimento que sea de origen animal, incluso de todos aquellos complementos que contengan la más mínima presencia de subproductos animales como la caseína u otro tipo de aditivos.
Al ser otra dieta un tanto estricta se muestra carente de determinados nutrientes que son fundamentales para nuestro organismo como es el caso de la vitamina B12, presente en alimentos protéicos de origen animal o el calcio de la leche de vaca, al igual que la falta de cinc presente especialmente en los mariscos.
–Dieta Hipocalórica: su principal objetivo es aportar el mínimo de energía a nuestro cuerpo, pero siempre manteniendo unos niveles correctos y adecuados de vitaminas y minerales que no pongan en riesgo nuestro estado de salud.
Igualmente se mantendrá una cantidad adecuada de proteínas para evitar que la persona pierda demasiada masa muscular. Se eliminan casi por completo las grasas y los hidratos de cabono, reduciendo especialmente estos últimos a un mínimo porcentaje. Se suelen dirigir estas dietas para las fases iniciales de una persona con obesidad mórbida. Fueron muy populares en los años setenta.
-Dieta Progresiva: se puede decir que nos encontramos ante una de las dietas menos agresivas de las expuestas en líneas anteriores. Son de diferentes tipos, ya que su principal objetivo es adaptarse a las diferentes circunstancias que vive el paciente, en función de sus necesidades y de su estado anímico.
-Dieta del Pomelo: esta nueva dieta, igual de agresiva que las demás, consiste en ingerir una fruta como el pomelo exclusivamente durante un máximo de 3 días a la semana, para que durante los días restantes se incluya una alimentación más variada, incorporando entre comida y comida el pomelo una vez más.
Evidentemente nos encontramos ante una dieta para adelgazar de forma rápida, pero al mismo tiempo es muy perjudicial si se extiende durante un amplio período de tiempo, ya que se muestra falta de muy diversos nutrientes esenciales que nuestro cuerpo necesita. Además, posteriormente volverás a recuperar peso, pero con el añadido de que durante unos días habrás privado a tu cuerpo de nutrientes esenciales.
¿Y tú?, ¿has seguido algunas de las dietas mencionadas anteriormente?
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