Hay poco en este mundo que sea más refrescante que un gran y helado vaso con agua.
Dudo que haya una sola persona que pueda negarlo, un simple vaso con agua puede ser mucho más satisfactorio que una taza de café o una lata de soda. A pesar de esto, muchos de nosotros no bebemos suficiente agua durante nuestro día.
Al privarnos a nosotros mismos del más natural de todos los recursos, estamos continuamente dañando nuestros cuerpos. Si has experimentado alguna de las siguientes señales, puedes mejorar tu situación, comenzando por beber un vaso con H2O.
Tu boca está seca.
Esto parece muy obvio, pero las ramificaciones pueden no serlo. Por supuesto, si en algún momento sientes esa sensación pegajosa y desagradable en tu boca, es lógico que buscarás algún líquido. Pero las bebidas azucaradas son sólo una solución temporal a un problema mayor. El beber agua lubrica las membranas mucosas en tu boca y garganta, la cual continuará manteniendo tu boca humectada con saliva, mucho después de haber dado ese primer trago.
Tu piel está seca.
La piel es el órgano más grande de tu cuerpo, así que, por supuesto necesita mantenerse hidratada. De hecho, la piel seca es uno de los signos más tempranos de la total deshidratación, lo cual puede traer consigo problemas mucho más grandes. La falta de agua significa falta de sudor, lo cual lleva al cuerpo a la incapacidad de lavar cualquier exceso de suciedad y aceites acumulados a lo largo del día. Si quieres evitar colapsos, debes comenzar a tomar más agua.
Estás extremadamente sediento.
Ya hablamos sobre la boca seca, pero la sed va más allá de una lengua que parece desierto. Quienquiera que haya sufrido de resaca, podrá decirte que, tras despertar, tu cuerpo simplemente no puede recibir suficiente agua. El alcohol deshidrata el cuerpo entero, y el beber agua, envía señales de “¡SÍ PORFAVOR!”, al cerebro, hasta que el nivel de fluidos alcance un nivel normal. Escucha lo que tu cuerpo te dice, ¡él sabe de lo que está hablando!
Tus ojos están secos.
En ese momento ya debe estar claro que el beber agua, afecta mucho más que tan sólo a tu boca y garganta. La falta de agua genera ojos irritados y secos (de nuevo, piensa en esa última resaca). Sin agua en el cuerpo, tus ductos lagrimales se secan. Si lo que estás pensando es: “¿Y qué si no puedo llorar?”, date cuenta de que esto podría causar mucho más daño a tus ojos, especialmente si utilizas lentes de contacto.
Sufres dolor de articulaciones.
Nuestro cartílago y discos espinales están formados en un 80%, de agua. Por lo cual existe una gran necesidad de evitar que nuestros huesos friccionen uno contra el otro a cada paso que damos. Al mantener nuestro cuerpo hidratado, nos aseguramos de que las articulaciones puedan absorber el impacto de movimientos repentinos, tales como correr, saltar y caer de un modo extraño.
Tu masa muscular se reduce.
Tus músculos también están compuestos mayormente de agua. Obviamente, menos agua en el cuerpo, significa menos masa muscular. El beber agua antes, durante y después de ejercitarse, no sólo te mantiene cómodo e hidratado, sino que también conduce el líquido a los lugares adecuados de tu cuerpo, y reduce la posibilidad de desarrollar inflamación y dolor relacionado con el ejercicio y el levantamiento de pesas.
Pasas más tiempo enfermo.
El beber agua le permite a tu cuerpo drenar de manera continua las toxinas. Tus órganos trabajan para filtrar ciertos productos de desecho como una máquina, pero si no alimentas esta máquina con agua, no puede funcionar adecuadamente. Lo que termina sucediendo en un cuerpo deshidratado, es que los órganos comienzan a tomar el agua de áreas de almacenamiento como tu sangre, lo cual nos lleva a toda una nueva serie de problemas.
Te sientes fatigado y letárgico.
Como ya mencionamos, cuando un cuerpo está deshidratado, “toma prestada” el agua de tu sangre. Una falta de sangre adecuadamente hidratada, conlleva a la falta de oxígeno transportado a través del cuerpo. Y, por supuesto, una falta de oxígeno, lleva a somnolencia y fatiga exacerbada. La falta de estamina significa que comenzarás a experimentar ese cansancio de las 2PM mucho más temprano en tu día (y recuerda, el café no te ayudará a terminar la jornada).
Sufrirás la sensación de Hambre.
Cuando estás deshidratado, tu cuerpo puede comenzar a pensar que necesita alimento. Esto sucede a lo largo del día, y tal vez durante la noche cuando te despiertas con antojos de un bocadillo nocturno. Sin embargo, el ingerir alimentos genera más trabajo para tu cuerpo, mientras que el beber agua purifica tus órganos y les brinda el combustible necesario para completar los procesos que necesita llevar a cabo.
Sufrirás problemas digestivos.
Ya hablamos sobre la mucosa en la boca y garganta, y cómo el mantenernos hidratados permite que la membrana funcione correctamente. Esto también se aplica a todo el sistema digestivo. Sin la hidratación adecuada, el nivel y la fuerza de la mucosa en el estómago se reduce, permitiendo que los ácidos del estómago causen un mayor daño interno. Esto nos lleva a lo que se conoce comúnmente como agruras e indigestión.
Sufrirás constipación.
Como ya lo mencionamos, el estar hidratado ayuda a lubricar el sistema digestivo. Durante el proceso de deshidratación, el colon emplea el agua que debería haber sido usada por los intestinos en el siguiente paso del proceso digestivo. Sin entrar en mayores detalles, te dejaremos adivinar lo que causa una falta de intestinos lubricados.
Tu nivel de orina se reducirá.
Créelo o no, si no visitas el sanitario entre 4 y 7 veces al día, probablemente no estás bebiendo suficiente agua. Y cuando vas al #1, debería ser de color amarillo claro o transparente. Si es de un color amarillo oscuro, tu cuerpo te dirá que carece de la hidratación adecuada. En casos extremos, la deshidratación puede generar infecciones del tracto urinario, en cuyo caso, deberás consultar a un doctor inmediatamente.
Sufrirás envejecimiento prematuro.
La cantidad de agua que nuestros cuerpos retienen naturalmente, se reduce a medida que envejecemos. Obviamente, lo que esto significa es que, a medida que envejecemos, debemos incrementar la cantidad de agua que bebemos. Mientras que el envejecimiento prematuro es más evidente en el exterior, el daño que genera en nuestro interior es mucho más significativo a medida que pasa el tiempo. Para reducir el riesgo de que nuestro cuerpo se deteriore, es importante continuar bebiendo agua a lo largo de toda nuestra vida.
Estás leyendo esto y has llegado hasta este punto.
Yo bebo agua todo el tiempo. Casi siempre tengo un vaso o botella con agua cerca de mí, ya sea que esté trabajando, ejercitándome, o vegetando frente a la TV. Si diste click en este artículo, es probable que hayas pensado: “Hmmmmm… creo que no estoy bebiendo suficiente agua.” Así que, si piensas que en realidad no lo estás haciendo, ¡bebe un vaso con agua ahora mismo! No lo hagas en exceso, por supuesto, pero si no estás obteniendo la cantidad adecuada no hay ningún daño en beber un poco más. Ahora, si me disculpas, el escribir tanto me ha dejado sediento.
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